Analizando el discurso.
La intervención de Toni Cantó de diez minutos aproximados, incluía reflexiones de una calidad similar a su buen comienzo.
• “Algo tan importante como todo esto no se puede conseguir sin contar con los hombres”: reclamando protagonismo para el sexo masculino, rompiendo el techo de cristal que el feminismo ha impuesto en las instituciones que luchan contra la discriminación, al dar los papeles fundamentales en este campo casi exclusivamente a mujeres de clara ideología feminista, es decir, hipersensibilizadas con las discriminaciones sexuales femeninas e insensibles a las padecidas por los hombres. Desde esta parcialidad son incapaces de trabajar por la igualdad de sexos.
• “Y lo que es peor no se puede hacer contra los hombres”: toda una crítica al carácter misándrico de las legislaciones de género, empezando por la problemática y perpetuamente rebatida Ley Integral Contra la Violencia de Género o LIVG, buque insignia de estas normativas que cuenta con el vergonzoso record de ser la que más recursos de inconstitucionalidad de parte de jueces ha recibido, al ser discriminatoria en contra de los hombres desde su enunciado claramente ideológico, negar el derecho básico a la presunción de inocencia y atentar contra preceptos de los artículos 1, 9, 10, 14, 17, 24 y 25 de nuestra Carta Magna, precisamente aquéllos que hacen referencia a los valores de la igualdad, la dignidad, la no discriminación por sexo y las garantías jurídicas. Es decir, todos ellos puntos fundamentales para crear leyes de una calidad adecuada a una sociedad moderna y democrática. En la medida en que la LIVG no respeta la integridad jurídica de los ciudadanos no debe considerarse como una verdadera ley, sino más bien como un experimento social aupado a una categoría que no le corresponde, producto de unas determinadas circunstancias políticas y sociales fuertemente tendenciosas en su favor y que debe ser derogado por el Tribunal Constitucional lo antes posible, dadas sus nefastas consecuencias para el bien común y su carácter irreconciliable con el Estado de Derecho.
• “Por supuesto antes que nada un recuerdo para todas aquellas mujeres que han perdido la vida y que han sido víctimas de la violencia, me parece que no debería ser ni siquiera necesario aclararlo, todos los que estamos aquí, estamos aquí entre otras cosas fundamentalmente por eso.” Es cierto que no debería hacer falta aclararlo, pero Toni Cantó sabe de sobra que conviene hacerlo, ya que determinadas fanáticas han asimilado malintencionadamente la crítica a las leyes anticonstitucionales e ineficientes, como la LIVG, con la defensa de los maltratadores o incluso de la violencia contra la mujer. Hasta tal punto llega su falta de argumentos válidos que tienen que intentar estigmatizar ante la opinión pública a quien se atreva a rebatirlas, con el fin de que una ciudadanía escandalizada por sus distorsiones rechace frontalmente a cualquiera que trate de corregirlas, eso sí, antes de detenerse a escuchar sus razonamientos.
• “tras ochos años de discriminaciones porque para nosotros Unión de Progreso y Democracia la asimetría penal es una discriminación, de utilización dudosa de muchos recursos, y de haber creado el peligro, me parece muy importante, de que se genere un rechazo en la sociedad hacía la igualdad de género, en ese sentido tan importante como es la muerte de tantas mujeres, no hemos avanzado nada”: Todo un dedo colocado decididamente en la llaga justo en el feudo del feminismo de género que han venido siendo hasta la fecha las Comisiones de Igualdad. Efectivamente, no se trata tan sólo de que las leyes de género prioricen los derechos de las mujeres por encima de los de los hombres y produzcan discriminaciones penales graves, sino que además, al margen del enorme apoyo ideológico, mediático y económico que han recibido se han demostrado ineficaces para corregir el mal que pretendían erradicar. El número de mujeres asesinadas por sus parejas masculinas se ha mantenido más o menos constante durante el tiempo que la LIVG lleva en vigor, a lo que debemos añadir el considerable costo económico que la aplicación de esta ley y sus estructuras derivadas supone, el incremento de las denuncias falsas interpuestas en los procesos de separación en contra de hombres, las sentencias condenatorias de carácter dudoso o el incremento de suicidios masculinos en el contexto de la ruptura de parejas. Es decir, incluso si a las ultrafeministas les parecen secundarios o irrelevantes todos los daños y cargas que conlleva la aplicación de esta ley para el sexo masculino y la sociedad, deberían al menos reconocer su fracaso aunque sólo fuese por la incapacidad que ha demostrado para combatir el tipo de delito que justifica su existencia. A pesar de todos sus efectos contraproducentes y el enorme gasto que han producido la legislación y la mayoría de las acciones nacidas del feminismo de género para combatir la violencia en la pareja sufrida por las mujeres son en realidad un artificio inútil. Si se valorasen sus resultados con honestidad la LIVG debería retirarse o modificarse radicalmente. Pero cuenta con la salvaguarda del interés ideológico y de todas aquellas personas que se benefician aún en época de crisis gracias a la inservible pero muy lucrativa industria del maltrato* • “Esta lacra señora Mato no se puede solucionar sin contar con la mitad de la población de España, es decir con los hombres, y no se puede conseguir solucionar legislando contra ellos”
• “se ha aplicado según nosotros un enfoque a nuestro juicio equivocado debido a la asimetría penal de la actual Ley Contra la Violencia de Género, y me gustaría aportar otro dato, desde el 2005 y el 2009 más de 4000 hombres han ido a prisión en nuestro país por faltas leves, esto nos parece grave, esto nos parece contraproducente, y esto nos parece que es necesario también ponerlo sobre la mesa”. La idea central de lo expuesto aquí es quizás mucho más relevante que la cifra mencionada. En realidad es muy difícil hacerse una visión exacta de la gravedad del crimen de estado que representa la LIVG, ya que los organismos oficiales que manejan la cuestión nos informan de un modo tendencioso, deformado para ocultar celosamente todo aquello que no les conviene reconocer. Debe señalarse de entrada que es imposible crear una ley injusta de la cual no se abuse en mayor o menor medida según su severidad, hecho que seguramente conocían las asociaciones feministas radicales de las que partió el anteproyecto de la LIVG y que son actualmente sus más dogmáticas defensoras. Añadir de paso que de la situación de injusticia que esta ley no igualitaria genera son víctimas apriorísticas todos los hombres a los que puede aplicarse, es decir, todos los hombres mayores de edad presentes en el territorio español, ya que es la única ley creada para ejercer la misandria y el racismo sexual condenando en exclusiva al sexo masculino**. Para terminar de comprender el grado de injusticia, desgarro y violencia sexista que representa deberían cuantificarse con la mayor exactitud posible y divulgarse en las estadísticas gubernamentales la cantidad total de hombres que cometen suicidio en el contexto de la ruptura de pareja y comprobar si esta cifra ha aumentado y en qué proporción desde el año 2004, momento en que entró en vigor la mencionada ley. Pero es un gesto notorio que demuestra la capacidad de UPyD para leer entre líneas el protestar en base a un dato bastante moderado aún como es el de 4000 hombres condenados por faltas leves. Sabemos que esto no es nada más que la punta del iceberg y denunciarlo es el paso previo que nos permitirá conocer su envergadura total.
• “Pero nos parece también muy importante distinguir un matiz que es esencial: hay una diferencia muy grande entre igualdad de oportunidades e igualdad de resultados a toda costa. Esto no es democrático y nos parece importante resaltarlo” Él “a toda costa” es una de las tentaciones más frecuentes en la que pueden caer las ideologías altamente politizadas para desarrollar sus agendas, situación a la que no se sustrae en lo más mínimo la parte actualmente más influyente del movimiento feminista. También reconocible bajo el éticamente discutible principio de que “el fin justifica los medios” representa en la mayor parte de las ocasiones un abuso de poder encubierto, según el cual para beneficiar a unos se debe y acepta el perjudicar a otros, creando nuevas desigualdades e injusticias, bien aceptadas ya que, según la facción que las potencia, dañan a grupos humanos que no merecen su consideración o a los que se odia decididamente. En el caso que nos ocupa puede concretarse esta situación diciendo que la nunca finalizable guerra contra el machismo del feminismo de género es otro modelo de sexismo de carácter hembrista. Si añadimos a esto el elevado grado de apoyo que esta ideología ha recibido de los partidos políticos mayoritarios y de los canales que informan a la ciudadanía, segunda fuerza capaz de oponérseles, es fácil comprender la patente de corso de la que las ultrafeministas han disfrutado durante los últimos años, al no existir prácticamente rivales de su nivel que tratasen de frenarlas. Apenas se ha protegido a las víctimas de sus políticas o al interés del conjunto de la sociedad frente a las posturas muchas veces egoístas de un grupo de presión organizado fundamentalmente en su propio beneficio.
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1 comentario:
Estas creen que los hombres son tan necios que nuncan nadie les iba a pedir explicaciones, que nadie iba a defender tan deplorable discriminación.
Que piensen que tantos y tantos miles de hombres denunciados injustamente, alejados dicriminatoriamente de sus hijos, encarcelados, asesinados e impulsados a la unica salida del suicidio iba a ser gratuito.
Señoras Hembristas, son idiotas? Vds. no representan a las mujeres, nuestras mujeres tienen suficiente intuición para saber que esto no será así.
Y el día que los hombres quisieran vengarse en personas distintas a las culpables- desde luego espero del estado de derecho rendimiento de cuentas- es decir, contra el resto de mujeres,la inmensa mayoría de nosostro, sin embargo, estaremos en frente.
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