Justo en el momento en
que se están agravando en la sociedad española las críticas contra
el carácter sexista y la ineficiencia de la LICVG se ha planteado
uno de los casos más paradójicos y preocupantes resultado de su
aplicación, la denuncia por malos tratos interpuesta este pasado 10
de enero por su hijastro en contra de Juan Fernando López Aguilar,
precisamente el exministro de Justicia que aprobó dicha norma, junto
con sus posteriores declaraciones en los medios criticando lo
sucedido con firmeza, defendiendo su inocencia al haber sido según
su declaración víctima de una denuncia falsa por malos tratos, y la
posterior retirada de la denuncia por parte del denunciante y
negación de las supuestas agresiones de la mujer presuntamente
maltratada.
Que impactante resulta
para cualquiera que este mínimanente bien informado sobre el
desarrollo del binomio LICVG y las denuncias falsas, que el mismo
hombre que aprobó esta ley polémica y trasgresora de principios
constitucionales básicos pero sólo aplicable a la mitad masculina
de la población, haya sido denunciado en base a la misma. Que
sorprendente, hipócrita e irónico, que quien no tuvo ningún rubor
en afirmar que las denuncias falsas debían considerarse un costo
soportable,
haya saltado
inmediatamente a la palestra para intentar restablecer lo antes
posible su buena imagen, defender su honor y evitar de paso las
draconianas medidas punitivas que caracterizan la aplicación de la
LICVG. Que extraño y estadísticamente improbable que si tal como
nos recuerda una y otra vez el CGPJ las denuncias falsas por
violencia de género no son más de un 0,01% o un 0,02% del total de
denuncias presentadas*, en medio de este escasísimo porcentaje que
las hace virtualmente inexistentes, una de estas “rarísimas”
denuncias falsas haya ido a corresponderle casualmente al Sr. Juan
Fernando López Aguilar, para más inri el ministro de Justicia que
aprobó esta ley.
Sorprende y mucho, porque
hay algo que merece ser debidamente investigado y aclarado. Por el
momento y como bien ha subrayado la asociación Projusticia se
presenta una situación de delito flagrante, o bien por un caso de
violencia de género o bien por una denuncia falsa de malos tratos,
razón por la que esta asociación con una larga experiencia en la
lucha contra los abusos nacidos del ultrafeminismo ha presentado una
denuncia en Fiscalía para terminar de esclarecer este lamentable
episodio,
añadible a otros muchos
nacidos de la LICVG desde su implantación en nuestro país.
Efectivamente, son varias
y preocupantes las dudas que nacen de estos hechos, por ejemplo,
¿Será el Sr. López Aguilar un machista maltratador encubierto, y
no olvidemos la facilidad con que el feminismo radical y misándrico
considera a un hombre como tal, y merecerá ser penalizado por la ley
que el mismo aprobó? Y si este fuese el caso ¿Habrá hecho uso de
sus medios e influencia para lograr la posterior retirada de la
denuncia? ¿O será otra víctima de una denuncia falsa por malos
tratos y constituirá su caso un motivo añadido para luchar contra
los abusos propiciados por esta ley y defender con más ahínco su
derogación en el Parlamento o anulación inmediata por el Tribunal
Constitucional?
Además aunque el Señor
López Aguilar nos diga y repita que es inocente ya que la parte
contraria se ha desdicho de sus declaraciones y sostenga que es
tremendamente injusto y tendencioso suponer siquiera que pueda haber
presionado para lograr la retirada de la denuncia, ¿Cómo podemos
darle credibilidad si otros expertos y expertas de género como la
Señora Inmaculada Montalbán desde sus poltronas hembristas explican
de un modo simple, tajante y en grandes titulares, que los casos por
violencia de género archivados no son denuncias falsas, sino
perdones de las víctimas?
Peor todavía ¿Qué
opinión debe merecernos el denunciado si el lobby de género nos
recuerda categórico que el hecho de que se exculpe a alguien de un
delito por malos tratos no demuestra su inocencia, más bien a la
inversa, lo que ha sucedido es que no se ha podido demostrar su
culpa, situando el recelo de por vida en contra de prácticamente
cualquier otro hombre que haya sido objeto de una denuncia de estas
características?
¿En que forma podemos
dar cualquier valía al honor, dignidad o lo que sea del Sr. López
Aguilar si mientras nos intenta convencer de que ha sufrido una
denuncia falsa por violencia de género no es capaz de empatizar con
los demás hombres que las han sufrido, para pasar a posicionarse
firmemente en contra de todos los obstáculos que la propia ideología
de género ha creado para evitar que se admitan los casos de
denuncias falsas?
Puede que el Sr. López
Aguilar no se dé cuenta, pero sus propias colegas hembristas le han
arrinconado hasta tal punto que casi no le dejan escapatoria a la
hora de defender su credibilidad. Exactamente tal y como han padecido
otros muchos hombres en circunstancias similares. De todas maneras
tiene su lógica que las hembristas apoyen el maniqueísmo legal e
ideológico en contra de los hombres, ya que al hacer sus leyes
injustas se cuidan y mucho de que no puedan volverse contra ellas al
no ser aplicables sus sanciones a las mujeres. Pero los hombres
hembristas están discriminados y por eso pueden verse en las
dificultades en las que se encuentra este exministro actualmente, con
el gran desgaste personal y para su carrera política que este grave
escándalo representa.
Es muy difícil encontrar
coherencia en los absurdos, abusos y contradicciones de la Ley
Integral siendo una persona mínimamente dispuesta a pensar las cosas
racionalmente. Pero la solución es sencilla, basta con no dejarse
engañar. Todas estas dudas surgidas al aplicar la Ley Integral a uno
de los hombres que la crearon, se resuelven con una sencilla
respuesta: ¡no a la Ley Integral contra la Violencia de Género!
Ojala este lamentable
episodio ayude a la ruptura del convenio político que blinda a la
LICVG y favorezca su derogación definitiva, para poder proteger a
las víctimas y penalizar a los maltratadores con igualdad al margen
de su sexo . Si finalmente este lamentable episodio ayuda a que esto
suceda, la labor ministerial del Sr. López Aguilar, junto con las
reflexiones inevitables resultado del bochornoso y oscuro episodio
que ha protagonizado, habrán servido para hacer verdadera justicia.
Notas:
* Conviene repetir
cuántas más veces mejor los datos obtenidos de los documentos
oficiales con los que podemos demostrar el carácter altamente
inverosímil del famoso 0,01% presentado por el CGPJ, que permite al
hembrismo definir las denuncias falsas como un mito.
En primer lugar, según
el documento del Observatorio contra la
Violencia Doméstica y de Género “El
Observatorio informa: Balance de siete años de la creación de los
Juzgados de Violencia sobre la Mujer”
Los
Juzgados de Violencia sobre la Mujer (JVM) desde junio del 2005 a
junio del 2012, recibieron 963.471 presuntos delitos y 71.142
presuntas faltas, en total 1.034.613 denuncias
de violencia de género. Y tal como indica el documento del
CGPJ: “Datos Estadísticos Judiciales en Aplicación de la L.O.
1/2004 resumen de los 7 años” en su tabla de la página once
titulada: “Sentencias penales dictadas en los órganos
jurisdiccionales especializados en violencia sobre la mujer”,
las 1.034.613 denuncias produjeron 328.045 sentencias, 207.997
condenatorias (20,10%) y 120.048 absolutorias (11,6%), emitidas por
Juzgados de Violencia sobra la Mujer, Juzgados de lo Penal y
Audiencias Provinciales, quedando 706.568 casos
(68,29%) que no llegaron siquiera a juzgarse. Sumando los casos en
los que los imputados quedan libres llegamos al elevadísimo 79,89%,
es decir, un total de 826.616 exculpaciones que representan un
amplísimo margen para las denuncias falsas o injustas realizadas
al amparo de la discriminatoria LICVG.
Es
muy importante remarcar también que de los 656.212 casos valorados
por lesiones y malos tratos en los juzgados por supuesta violencia de
género entre junio del 2005 y junio del 2012, la inmensa mayoría,
520.839 casos, se correspondían con denuncias en base al artículo
153 del Código Penal, o sea, casos de menoscabo psíquico o lesiones
no definidas como delitos, o bien golpear o maltratar sin causar
lesión. Básicamente acciones de un valor muy leve, agresiones
apenas significativas, que permiten en muchos casos criminalizar a
los hombres como maltratadores por acciones que de haber sido
cometidas por mujeres no pasarían de ser meras faltas, si es que se
diese valor al testimonio del hombre denunciante, ya que como se
indica no es necesario que las agresiones físicas lleguen siquiera a
causar lesión para instruir un caso por violencia de género en base
a este artículo.
En base al artículo 173
del Código Penal se instruyeron 101.900 casos. Los casos
relacionados con la violencia de género más grave, artículo 148 y
sucesivos, curiosamente los que recurrentemente se presentan en los
medios como la imagen más habitual del maltrato, fueron sólo 33.473
casos.
En conclusión, apenas se
instruyó un 3,23% de denuncias por casos de maltrato grave del cien
por cien de denuncias recibidas (1.034.613). Estas situaciones de
maltrato grave constituyen el mínimo de los casos denunciados. Pero
lo repetimos, nadie diría esto a partir de la descripción dada a
través de los medios de la violencia en la pareja ejercida por los
hombres y recibida por las mujeres.
Estas cifras pueden consultarse en el
documento del CGPJ sobre los datos estadísticos oficiales referidos
a la aplicación de la LIVG. En la tabla de la página 15, titulada
“Delitos instruidos (Art. 153, 173 y 148 y ss. del CP)”.
Que cada cual saque sus
conclusiones sobre hasta que punto y con un 79,89% de exculpaciones
nos podemos creer que las denuncias falsas son sólo un 0,01%. O
hasta que punto el maltratador en España se puede considerar la
quinta esencia del abusador físico y psicológico si como hemos
visto más arriba la mayoría de los hombres juzgados por lesiones y
malos tratos lo habían sido en base al artículo 153 del código
penal, es decir el que sanciona los casos más leves de maltrato,
según su letra: “El que por cualquier medio o procedimiento
causare a otro menoscabo psíquico o una lesión no definidos como
delito en este Código, o golpeare o maltratare de obra a otro sin
causarle lesión, cuando la ofendida sea o haya sido esposa, o mujer
que esté o haya estado ligada a él por una análoga relación de
afectividad aun sin convivencia, o persona especialmente vulnerable
que conviva con el autor, será castigado con la pena de prisión de
seis meses a un año o de trabajos en beneficios de la comunidad de
treinta y uno a ochenta días”
7 comentarios:
Enhorabuena Gustavo por tu nuevo artículo tan preciso y tan oportuno.
Por mi parte tengo claro desde el principio que eso del 0,001% de denuncias falsas, es una falsedad, una manipulación como condescendencia por parte del Estado a la lucha feminista.
Decía una ideóloga feminista que "esta lucha es exactamente igual que una guerra, donde se sienten legitimadas para exterminar al enemigo, y el enemigo en este caso son los hombres" Así de claro. Y otras tantas opinan que si para ello hay que utilizar la mentira y la manipulación así debe hacerse por el bien del feminismo y de la mujer.
De los pocos casos de denuncia que conozco personalmente, prácticamente todos se han resuelto en denuncias falsas por los tribunales.
Que esta ley sea retirada lo veo muy muy poco probable pues no depende de un ministro, depende de una política ya impuesta, desarrollada y auspiciada por organismos internacionales en tal forma que el Gobierno que no la ponga en práctica será tachado de retrógrado, misógino y censurable. Para cualquier político antes está su carrera y su posición, su partido y sus correligionarios que la auténtica justicia, la auténtica igualdad, antes que la lógica y lo que debiera ser.
Estoy enteramente de acuerdo contigo Alephgaia en que queda mucho o muchísimo para cambiar lo que llamamos hembrismo, feminismo de género o mainstream feminista, pero al margen de que venga auspiciado desde más arriba todos los errores y abusos que le vemos los que estamos más abajo le van a acabar pasando factura, y mucha, si no hoy, mañana. Hay que seguir en la brecha y sumando pasos ya que es una injusticia y como tal debe terminar denunciada y despreciada por la sociedad y sus dirigentes. Y si por lo menos quienes han sufrido una denuncia falsa se sienten algo resarcidos al leer un artículo en el que se les reconoce y respalda, eso también es una manera de quitar poder al hembrismo que nos miente diciendo que las denuncias falsas no existen y en consecuencia deslegitima a todas las pobres víctimas de sus leyes sexistas. Gracias por tus buenas palabras y hasta la próxima Alephgaia.
Gustavo Revilla.
Por cierto Alephgaia, ¿Te acuerdas del nombre de la feminista que hizo ese comentario? Estoy de acuerdo con ella, al menos en lo que a las ramas más radicales del hembrismo se refiere, y esta cita con el nombre de la autora podría servir para desenmascarar al feminazismo un poco más.
Gustavo Revilla.
Lo cierto es que no recuerdo exactamente quién fue la energúmena extremista que dijo tal frase. Pero quizás supongo fuera esa tal Valerie Solana, la del Manifiesto Scum.
Ella abogaba claramente por el "exterminio" del varón. Así de duro y directo. Y hoy en día sé perfectamente que hay muchas seguidoras de su ideología y sus argumentos.
Bueno, la verdad es que si se trata de desmerecer al hembrismo nada mejor que divulgar las miserias, carencias y maldades de muchas hembristas que pueden seguir adelante con su sucia misandria sólo porque la sociedad aún no se ha organizado para reaccionar frente a sus abusos. Pero pronto sucederá y todo el odio que han sembrado y la maldad que han realizado y defendido se volverá en contra de las hembristas repugnantes. Hasta la próxima Alephgaia y gracias por estar ahí, sacándonos la cara a los hombres y ayudando a la igualdad entre los dos sexos.
Gustavo Revilla.
Estas leyes de violencia de género son inconstitucionales, son leyes donde se criminaliza a los hombres por el simple hecho de serlos, donde se elimina la presunción de inocencia, lo cual es un atentado a cualquier estado estado de derecho.
Tal como se indica al final de la entrada, cuando se expone el contenido del artículo 153 del código penal, puede constituir delito de denuncia por malos tratos cualquiera que sea por muy leve que sea, incluso(Esto pienso que es lo más grave) aunque no haya convivencia en común, o sea, que estén separados, lo cual hace mucho más difícil cualquier intento de agresión, de esta forma se entiende el por qué hay hombres que acumulan hasta 20 denuncias falsas por maltrato, la misma ley da potestad para ello.
Esperemos que todos los que han colaborado con estas nefastas leyes de violencia de género lo acaben pagando de una u otra forma, especialmente las llamadas feministas radicales(Las llamo así porque en el diccionario de la RAE el término hembrista no existe), que tengan que tragarse todo su odio.
Un saludo.
El problema que hay con el tema de las leyes de violencia de género es como en otros temas que afectan a la ciudadanía de forma directa, no existe la democracia participativa, la casta política lo impone a la fuerza, con maneras dictatoriales. La democracia no es votar cada 4 años, la ciudadanía debe decidir en la toma de decisión de situaciones que le afectan de forma fundamental, por eso en el caso de las leyes de violencia de género si realmente existiera democracia deberían de haber realizado una consulta popular sobre dicha ley y que la ciudadanía que es la principal afectada decidiera en las urnas. Pero claro no lo hacen porque saben que iban a perder, al igual que ocurre con otros temas, no consultan nada, gobiernan como dictadores imponiendo leyes a la fuerza.
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