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sábado, 25 de junio de 2011

En estas imágenes veremos un resumen perfecto de la filosofía feminazi.
Se trata del spot publicitario de una bebida muy conocida, con una actriz muy conocida.
Ella encarna, como protagonista del anuncio, esa filosofía que el feminazismo quiere inculcar a cada mujer, a cada hombre. Y ya sabemos que si una idea -aun siendo falsa- se repiten constantemente en distintos medios a la vez, termina siendo absorvidas por nuestros cerebros y pasando a formar parte de la Verdad, su verdad.
Constantemente hemos visto en otros spots, en revistas, en el cine, películas etc. una idea que va dirigida muy especialmente a la mujer: "tú eres una princesa" o esta otra, "eres una diosa", y lanzar esta idea estaría muy bien si con ello se quiere aumentar una autoestima decaida, si se quiere incrementar la valoración de las mujeres infravaloradas por la sociedad -eso es lo que nos quiere dar a entender-; pero parece ser que, al menos, este no es el caso.
Esta idea sería positiva si cuando se lanza no existe otra referencia a la cual comparar. Sería positivo para todos si cuando se afirma este supuesto grado de preponderancia de la mujer, no se comparara con el del hombre, porque en todos los casos, en estos tipos de comparativas, vaya por Dios¡¡ el hombre termina perdiendo, termina siendo ridiculizado y menospreciado con referencia a la mujer.
Se trata de un spot muy sencillo, atractivo, pero también contundente en el mensaje. Un mensaje subliminal. Seguro que ya lo habrán visto por la televisión, y por aquí, por internet.





Evidentemente ella es una "diosa", de la belleza, de la serenidad, del control, que denota inteligencia, poder, mando... En su posición de altivez y de preponderancia absoluta recibe la visita de un entrevistador -por supuesto varón- que se siente absolutamente intimidado por la "divinidad" de su presencia, que se siente inseguro, incómodo, asustado, que su presencia se intuye inferior, y que ante las palabras de pronunciación perfecta de la protagonista, de marcada sensualidad y de evidente superioridad ante su interlocutor, éste se atraganta hasta parecer nublarse su entendimiento, y ¡como siempre¡ los hombres terminan siempre pensando en la misma cosa: !el sexo¡. Este intrepreta la propuesta de ella de beber con la de hacer sexo. Confunde las palabras. !Qué poco entendimiento el de este señor cuando una diosa tan bella, altiva y superior se dirige a él¡ !y es que todos se vuelven básicos y simples ante un ser tan perfecto, ante una propuesta tan simple...

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